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El Departamento de Misiones inicialmente fue organizado en el año 1983, pero no hubo buenos resultados, por lo que hubieron intentos de cerrarlo, hasta el 11 del enero de 1989, cuando Brad y Rhonda Walz llegaron al país para trabajar directamente sobre este proyecto. Brad tenía un sueño a partir de una visión y un llamado especifico sobre el DNM. No demoró mucho tiempo en comenzar a involucrarse; ya que en febrero predicó la Palabra de Dios, en un campamento en Hurlingham y en abril, participó en la primera reunión de un DNM que intentaba re-organizarse. Pero ¿cómo comenzó este llamado?
En 1983, siendo soltero, estuve en Liberia un año como misionero META y allí Dios me dio claramente la visión que "los que han recibido el evangelio, también pueden ser Misioneros e ir a las naciones". Fue tan simple, pues en Liberia había 42 tribus que pedían un misionero de EEUU para evangelizar una nueva tribu, y mi pregunta muy inocente fue: “¿Por qué no va alguien de una de las otras tribus, donde ya la iglesia es fuerte?" Y nadie supo responderme; aparte, en África existe este pensamiento: "Entre tribus, no nos llevamos bien". Pero allí algo quedo clarísimo en mi corazón.
Cuando volví en enero de 1984, comencé a predicar sobre la necesidad de enviar obreros, y hablé con el Departamento de Misiones de EE.UU. Luego de hacer mi MASTER (84-86), quise volver al campo para hacer esta tarea, pensando que sería en África.
Pero a la vez, escuché por la hermana de Rocky Grams el testimonio del mover en Argentina con el Pastor Carlos Annacondia en 1984, y el Espíritu Santo me dijo, "Esto, va a ser la plataforma para tu visión".
Pude conocer Argentina, el IBRP y a Rocky Grams en diciembre de 1984, ya que para ese momento tenía planes de viajar a Argentina; pero recién pudimos instalarnos el 11 de enero de 1989, pues en 1985-1986 terminé el MASTER, en 1987 me casé, y en 1988 fuimos a Costa Rica para estudiar el idioma.
Rhonda, en un principio no quería trabajar en Argentina, pues sentía una gran carga por el Mundo Islámico; luego Dios le dio paz, y también promesas de que iba a haber muchos hijos espirituales en Argentina que irían a esa parte del mundo, multiplicando los esfuerzos de una sola persona, por muchas.
Entonces, en enero de 1989 llegamos; aunque enseñábamos misiones en el IBRP, latía nuestro corazón por la pasión de levantar un "canal" y una estructura para enviar a los escogidos, pues pronto vimos a muchos que tenían un llamado para ir, desde hacía pocos años, pero no había una iglesia con la carga de enviarlos.
En febrero, predicamos en el primer campamento de Misiones para jóvenes, en abril tuve mi primera reunión del DNM cuando estaban intentando cerrarlo.
Comencé a apoyar mucho al DNM desde su inicio, y en 1989 entraron USD 2.000 (dólares dos mil) de ofrenda en todo el año. Hoy entra más que eso por día.
En febrero de 1990, salió al campo Amaro Rodríguez, con la mitad del sostén, a Islas Canarias.
Los principios fueron muy difíciles, pues era tiempo de hiperinflación nacional; parecía ridículo pensar que Argentina podía llegar a enviar misioneros y sostenerlos.
Muchos pastores se enojaron con nosotros, pues nos dijeron: "Los misioneros tienen que venir a darnos dinero para levantar una obra o comprar un templo, esa es tarea de misiones, ¿y usted viene a pedirnos que demos dinero?". Realmente fue muy difícil y pocos entendían la visión, incluyendo nuestros propios colegas misioneros, y sufrimos tanto por ellos en los primeros años, por una obra que no era comprendida.
En aquel tiempo, fue muy especial trabajar con Daniel Pelozo y Federico Nuñez, dos jóvenes que estaban en cuarto año del IBRP. Ellos entendieron la visión y nos apoyamos mutuamente.
Daniel y Federico, en cierta forma, son como hijos espirituales, junto con sus esposas, Viviana y Flor, respectivamente. Ambos cursaban el cuarto año en Misionología en el IBRP, cuando Rhonda y yo llegamos al país. En forma inmediata, quedamos pegados unos a otros. Ellos, por su parte, estaban contentos de encontrar alguien que los comprendía. Nosotros, gozosos de hallar argentinos que captaban lo que queríamos lograr. Y así dio inicio un vínculo de amistad que creció con los años.
Conocimos a Federico primero, cuando acababa de llegar de un viaje misionero a Ecuador, ¡y estaba revolucionado! Nos acompañó a predicar de Misiones a un campamento de jóvenes en Zona Norte; allí estaban los Giménez (Daniel y Charo) y los Pedrozo trabajando, fue precioso. Federico dio su testimonio. Compartimos nuestro corazón con nuestro escaso castellano, tal vez no entendieron las palabra pero sí el espíritu.
Federico y Daniel colaboraron conmigo con los primeros apuntes y talleres de Misiones que fueron publicados. Me ayudaron a expresar en las formas culturales argentinas las ideas que daban vueltas en mi mente. Daniel suele contar con su característica gracia, acerca del día que los dejé solos con la computadora un "rato" para corregir un texto, y ellos no sabían qué hacer. Trataron de pasar el lápiz corrector sobre la pantalla de la computadora, la cual les era algo completamente nuevo. Es cómico, pero así crecimos juntos en muchas cosas y en la amistad.
Recuerdo también que no llevábamos mucho tiempo en Argentina, y había alguien criticándome: “¿Y este misionero viene a enseñarnos a nosotros a hacer misiones, y a imponer su cultura sobre la nuestra?”. De esta forma, los propios colegas de Daniel y Federico los presionaban para que dejaran de apoyarme (algo que supe mucho después, pues ellos entonces no querían que nuestro corazón fuera dañado). Con todo, no retrocedieron, se mantuvieron firmes, siguieron ayudándome, y respondieron: “Esto no es algo de otra cultura, es algo de Dios, y porque queremos hacer Su obra, vamos a ayudar para que esta visión crezca”. Tuvieron que soportar las burlas y críticas de algunos de sus colegas, que no entendían la visión; estuvieron dispuestos a pagar el precio.
En este tiempo, aparte de tener carga por Argentina, tuve la visión de la red de América (en 1992) y comencé a funcionar con esta visión afuera de Argentina, aun en 1994.
Después de varios años de luchar, en un retiro de misioneros del Cono Sur que se realiza cada dos años, entre navidad y año nuevo, el 1 del Enero de 1995, tuve una charla fuerte con Juan Bueno, mi director de América en aquel tiempo. Estaba muy desanimado y sentía que siempre le dimos problemas por la falta de comprensión, no solamente de la obra nacional, sino también de muchos colegas, ya que aún en otras partes del mundo, algunos misioneros no pudieron comprender mi parte en el proceso de ser el puente para enviar misioneros argentinos a otras naciones, pues era algo "atípico". Fueron tiempos difíciles. Desayunamos aquel día, le ofrecí renunciar, y me dijo, "no, esto es de Dios, y hay que seguir adelante; Dios lo va a respaldar."
Volví de esta charla inolvidable, y me llamo Tony Pedrozo, pidiendo entrevista para ser considerado en ir a Congo. Y así comenzó en 1995 una ola de nuevos misioneros candidatos, que siguió en 1996, y dio su fruto con muchas salidas en 1997. Ese año en Argentina se rompió el "no se puede," y fue impuesto el “SI SE PUEDE”, y posteriormente en América, pues quedaron inspirados por Argentina.
En el mismo 1995, tuve invitaciones para ministrar en CADSA (Cono Sur) en Chile, y CELAD (14 países, norte del cono sur) en Ecuador. Y en Noviembre allí, en CELAD, Juan Bueno me dijo, "Realmente en 1995 se rompió algo, ¿no? Ya no hay tantos problemas, sino que hay bendiciones" y así fue.
Lamentablemente, el diablo siempre vuelve para luchar contra la visión. Vivimos un momento muy duro en 2002, con la devaluación. Parecía tan gris y oscuro, y había una sensación de que todo se venía abajo. Pero Dios nos dio una palabra tan fuerte en un evento del DNM en IBRP en Febrero del 2002, nos dijo que "nadie iba a tener que volver por un asunto de dinero". Y se cumplió. NO sabemos cómo, pero Dios fue fiel, e hizo milagros en todas las situaciones. Aún, no hubo mejoras en la situación económica de aquellos días, pero se mantuvo el mismo ánimo y una fe inamovible, porque confiábamos en un Dios fiel.
Hubieron luchas fuertes también en 2003, y aun en medio de este ataque espiritual, Dios me dio la visión de intercesión, me dio también la visión de que “era tiempo de multiplicarnos," y de agregar 3 personas más al equipo del DNM en los próximos 4 años, lo cual se cumplió. (El plan original era AGREGAR una sola persona más adelante, en 2007 o 2008).
Durante éstas pruebas, vivimos un tiempo de victoria, de multiplicación, y fuimos elevados a otro nivel espiritual, al igual que en lo estructural.
Entonces, hoy en día queda mucho por hacer. No hemos crecido tanto últimamente en la cantidad de misioneros, pues en 2002 Dios nos dio palabra de que preparemos una generación para la próxima ola de enviados. En la primera ola del 1995, no estuvimos preparados. Tuvimos que reaccionar, responder, y adaptarnos. Viene otra ola, y queremos estar preparados, para enfrentarla mejor. Así, con 165 personas en GPM (Grupo Potencial Misionero), con ofrendas crecientes y con más iglesias participando, confiamos que pronto vamos a crecer también en cantidad de misioneros.
Argentina sigue bendiciendo al mundo. A partir de Octubre del 2009 y por lo menos por 6 años más, funciona desde nuestro edificio la oficina de "La comisión de Misiones de la Confraternidad de las Asambleas de Dios Mundial," de la cual yo quede nombrado presidente. Esto también fue parte de la visión en los ´90, lo cual era impactar al mundo con la visión misionera. El desafío esta por adelante. Creemos que Dios nos está preparando para esta próxima etapa de crecimiento.
Historia Cronológica del DNM
La primera reunión, el 31 de Marzo de 1983, fue presidida por el Rvdo. Grasso, quien fuera Superintendente; allí fue elegida la siguiente Comisión: Presidente: Rafael Hiatt; Secretario: Amaro Rodríguez; Tesorero: Reinaldo Drachenberg; Vocales: Donald Exley, Pedro Ibarra, Ricardo Soto, Hugo Esparza, José Manuel Carlos, Boyd Brooks y Daniel Grasso. Luego de este primer grupo, sucedieron como presidentes los hermanos Boyd Brooks, Reinaldo Drachenberg y Héctor Manzolido, y, desde 1995, Brad Walz.
Misael Nieto fue el primer misionero aprobado, con destino a Catamarca; comenzó en Junio de 1983 por el término de 4 años, siendo apoyado por 100 iglesias; junto con el de Catamarca, se aprobaron cinco proyectos más, que nunca se realizaron.
Luego de esto, el DNM atravesó un duro tiempo de prueba, en el que estuvo a punto de disolverse. Pero resurgió con el proyecto a Santiago del Estero, iniciado en 1989 con Misael Nieto, así como con la salida de Amaro Rodríguez a las Islas Canarias en diciembre de 1989.